Pubefilia ¿realmente es un trastorno?

Estamos hartos de escuchar esa frase tan manida, pero también tan real, de que sobre gustos no hay nada escrito. Y es que es cierto. Aunque la mayoría de personas tengamos gustos muy similares en ciertas facetas de la vida, otras, como el sexo, están llenas de gustos estrafalarios y extraños. Reciben normalmente el nombre de parafilias, aunque esto  no tiene por qué ser algo negativo de por sí. De hecho, una parafilia indica simplemente que tenemos un gusto especial por algo concreto, un deseo que puede llegar a ser casi obsesivo, pero que en circunstancias normales no es complicado de controlar, aunque siga siendo importante a la hora de disfrutar del placer. Existen todo tipo de parafilias, desde el gusto por los tacones de aguja hasta aquellas personas que se excitan con las mutilaciones.

Y es que tiene que haber de todo en este mundo, como también se dice siempre. Algunas de estas parafilias llaman mucho la atención por alejarse, de hecho, de lo  que habitualmente suele gustar a una persona, porque no son tan usuales y en realidad, no tienen que ver con ningún rasgo atractivo en eso que enaltece nuestro deseo. Tener gusto por los pechos grandes, por ejemplo, casi ni se considera una parafilia porque es algo tremendamente habitual. Y en medio de ambos extremos encontramos la pubefilia, una de estas filias concretas que a algunos se sorprenden de disfrutar, y que otros no tienen en consideración  porque literalmente, están en el otro extremo, la pubefobia. Y es que hay ciertas cosas en el sexo que nos pueden llenar de deseo, o también quitarnos todas las ganas, como el propio vello púbico.

Qué es la Pubefilia

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Se conoce como pubefilia o ginelofibia a la excitación producida por el vello púbico, que aparece tanto en hombres como en mujeres en la parte del pubis, en la entrepierna. Es una parafilia que se encuentra muchas veces dentro de otra mayor, la Hirsutofilia, referida al gusto o al deseo por el pelo en el cuerpo de la otra persona. La excitación ante la aparición de vello púbico puede ser algo relativamente normal, ya que es natural que ese pelo aparezca en esa zona. Sin embargo, en los últimos años las tendencias han cambiado y lo habitual es que tanto hombres como mujeres se afeiten casi por completo el vello púbico. Esto, sin embargo, puede alejarnos de disfrutar con personas que tengan pubefilia, y que prefieran ver nuestra zona púbica llena de vello.

¿Por qué se considera una parafilia?

Como ya comentábamos arriba, una parafilia no es más que el gusto o el deseo por algo muy concreto, desde los ojos verdes hasta el propio vello púbico. ¿Es poco habitual la pubefilia? Pues no tanto, porque hay muchas personas que reconocen preferir algo de vello en esa zona. Siguiendo con los refranes, “donde hay pelo  hay alegría”, es algo que siempre se ha dicho y que se refiere directamente a esa parte de nuestro cuerpo, que muchos mantienen totalmente libre de vello, pero que otros prefieren dejarlo. No es algo que nos guste a nosotros en nuestro propio cuerpo, sino en el de los demás, algo que nos excita en una mujer o un hombre. Por ejemplo, si tenemos esta parafilia es común que pidamos a nuestras parejas que no se afeiten el vello púbico, o que al menos no del todo.

Una preferencia más común de lo que crees

La pubefilia no es ni mucho menos una parafilia de las más extrañas o poco comunes. Basta con preguntar en tu entorno, o incluso echar un vistazo en videos eróticos, para comprobar que hay muchas personas que todavía siguen sintiendo un deseo especial con el vello público, que se excitan muchísimo con este tipo de cosas. Como en el resto de las parafilias, está claro que hay que discernir entre lo que es una preferencia y lo que es una obsesión, ya que ha distintos grados. Por ejemplo, no podemos  obligar a la otra persona a que se deje el vello púbico si no lo desea, solo porque a nosotros nos parece más sexy o nos gusta más así. Es sencillamente tener la suerte de encontrar a alguien que encaje con nuestra filia.

¿Puede convertirse en un problema?

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Hay parafilias que, llevadas a un extremo, pueden llegar a convertirse en problemas bastante graves porque seamos incapaces de controlarlas. Esto ocurre con filias que tienen que ver con el dolor, por ejemplo, y que pueden llegar a ser muy peligrosas para nuestra propia integridad. Sin embargo, nosotros no consideramos que la pubefilia tenga que ser estrictamente un problema, siempre que entendamos que es una preferencia que tenemos, y no una obligación para nuestra pareja. Mantener el control sobre las parafilias a veces no es precisamente sencillo, pero el tema de la pubefilia sí que es algo que se puede controlar en la mayoría de casos, porque además no solemos ver el vello púbico de una persona hasta el momento en el que ya estamos en la cama con ella.

La atracción de Lord Byron por el vello púbico

Como has podido comprobar, y tal vez lo sufras en tus propias carnes, la pubefilia no es ni mucho menos una filia poco común. Es más, hay muchos pintores y artistas que han dejado buena cuenta de su pasión por el vello púbico en sus obras. Sin embargo, uno de los más curiosos no era pintor, sino poeta. El romántico por antonomasia, el británico Lord Byron, quien llevo un paso más allá esa obsesión por el vello púbico. Se cuenta que Byron, durante su estancia en Venecia, mantuvo relaciones con más de 200 mujeres, muchas de ellas cortesanas, y tras hacer el amor con ellas les cortaba un mechón de vello púbico para guardarlo en un sobre individual, con el nombre de la chica de la que procedía. Puede parecer una leyenda, pero estos sobres llegaron a manos de su editor, John Murray, tras el fallecimiento del poeta, y él los mantuvo a salvo en su oficina hasta que en 1980, la extraña colección desapareció.